viernes, 30 de agosto de 2013

La Herradura



ƸӜƷ* La Herradura *ƸӜƷ

 Por Yohena González

Recuerdas hace unos años solo unos pocos años cuando estábamos en primaria, hacías esas composiciones de tres párrafos describiendo tus vacaciones y que al final terminabas con la súper oración exclamativa ¡Que felices vacaciones! O ¡Que hermoso día en la playa! Pues bueno eso pretendo nuevamente con estas líneas. Cierto es que no pasan los años por gusto, el tiempo ha hecho una marcada diferencia en mis preferencias y entretenimientos.
De pequeña jugaba por horas en el agua, sin importarme nada. Allí tenían que llevarme algo ligero de alimento cual delfín amaestrado. No interesaba lo caliente del sol ni las marcas del biquini. Tampoco era importante un horario y menos la compañía. Las mil maravillas naturales que me rodeaban pasaban por inadvertidas, claro mi interés era otro.
Hoy vi que la playa era una enorme herradura  que hacía más tranquilo el paisaje, puesto que las olas rompían bien a lo lejos. Allá distante se veía la espuma adornar de blanco lo azul del mar o del cielo da igual. Cada detalle que veo van llenando mi espíritu de una paz interior que me hace sentir completamente feliz, o no, lo estuviera si compartiera a tu lado cada uno de ellos. En las piedras viven impregnados caracoles y erizos. La arena siempre me ha dado un escalofrío que ni se explicar, por eso de seguro sé que me cargarías para evitar mi incomodidad. ¿Cómo pueden enterrar sus cuerpos y hacer castillitos en la orilla? Busqué con la mirada una flor, tú de seguro la pondrías entre mi cabello y la oreja  y para recuerdo una foto. Llevo días poniendo en la mesa dos o tres romerillos, te gustan.
El agua desgraciadamente fría, pero son las 8. Este es el horario que me acomoda para nadar y sentirme libre, aunque debería dormir la mañana, en este paraíso terrenal alejado de toda civilización urbanística que nada me molestaría.  Tendría que correr, dos o tres km me lo he planteado, pero solo eso, planteado. El verde encaja muy bien en este momento, entre la hierba, mi trusa y tus ojos, tus ojos que extraño. Andrea Bocelli complementa el espacio, la música que me has aconsejado.
Son lamentables las tardes. Se nubla y todo se vuelve gris. Siempre llueve. Y ahí me revuelve ese olor entre salitre y humedad, que me hace  prisionera. Y ahora tu ausencia se nota mucho más. Cuando te tenga, pararé el tiempo, aunque estos momentos no vuelvan otra vez. Y así de fácil llega la noche. El vaivén de las olas se siente fuerte y prepotente en mi ventana como arrullo de cuna.  Pareciera que el mar majestuoso y elegante se colaría en mi cama. Así de sencillo transcurrió un día de vacaciones en la playa, haciéndome ver entre tantas cosas, que ya he crecido, cuanto me había perdido y que aun indiscutiblemente me faltas.



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