Muchas Felicidades "1" en tu cumpleaños
Tomado de El Blog del Fútbol Cubano, escrito por Mario Lara
Hace casi dos años (el 24 de Noviembre del
2010) y cuando participaba en la Copa del Caribe en Martinica, este Blog
decidió hacer un modesto homenaje a uno de los más grandes porteros que ha dado
nuestro país: el villaclareño Odelín Molina, hoy en su cumpleaños, queremos
traer nuevamente este artículo, como nuestra manera de felicitarlo por un nuevo
año de su gloriosa vida.
Habría pues que agregar otra nueva
eliminatoria Mundialista, así como una nueva Copa de Oro y Copa del Caribe, así
como el título en esta.
Cuatro Eliminatorias Mundialistas, cuatro
Copas de Oro, cinco del Caribe y una Copa Mundial Sub 17 son cartas de
presentación que pocos jugadores pueden presentar y que resumen la trayectoria
de uno de los más grandes porteros que ha dado nuestro país: Odelín Molina
Tenía once años cuando
pisó por primera vez, en su Villa Clara natal un terreno de futbol, y hoy, casi
25 años después continua siendo la carta más confiable cuando la Tricolor
necesita poner candado al marco local como ocurriera hace apenas unos días
atrás en la eliminatoria caribeña en Antigua.
Al mirar su trayectoria hoy, resulta imposible
creer que alguna vez fuera dejado fuera de una preselección nacional por “Falta
de Físico” para la portería. El hecho transcurrió allá a fines de los 80 cuando
tras obtener la plata con su equipo de Villa Clara en los Juegos Escolares
(categoría 13-14 años) y del oro en los Juegos Juveniles fue convocado a la Sub
17 e inmediatamente retornado a casa.
Pero el talento de aquel muchachito del centro
del país era tanto que aquellos miopes que solo veían altura y peso del jugador
tuvieron que dar marcha atrás y el llamado a la Sub 17 cubana llegó justo para
las eliminatorias mundialistas para el Mundial de Italia de 1991 en la Habana
teniendo la fortuna de integrar el equipo que viajaría a la cita mundialista en
donde, desde el banco vio a su equipo quedar eliminado en una primera ronda en
la que le tocó la mala fortuna de compartir grupo con el futuro Campeón (Ghana)
y Sub Campeón (España) del torneo, además del conjunto uruguayo.
En 1995 logra debutar con
el Expreso del Centro en campeonatos Nacionales en lo que fue el inicio de una
fraternal lucha entre él y otro grande de la portería cubana, Alexis Revé, el
hombre que había vestido la “1” en el primer Campeonato Mundial que un equipo
cubano de futbol haya clasificado jamás el Sub 17 en Escocia 1989.
Un año después llegaría el anhelado debut con
el equipo de las cuatro letras, fue la Isla de St Kitts & Nevis la
testigo del inicio de una nueva era en la portería cubana, ese día el “Molo”
jugó solo 45 minutos pues el infalible Fernando Griñán fue el encargado de
defender el arco en los 45 restantes.
Ese mismo año el muchacho de Santa Clara se
apoderaría de la titular cubana y sería el hombre de confianza del italiano
Giovanni Campari para defender el marco nacional durante toda la eliminatoria
mundialista a Francia 1998 en la que los nuestros quedaron eliminados en semifinales
al obtener una sola victoria (ante Panamá) en un grupo en el que se encontraban
El Salvador y Canadá y donde Cuba jugó todos los partidos en calidad de
visitante.
1998 sería un año
obscuro para Molina ya que pierde la titular con el equipo nacional a manos de
un viejo conocido, su co-equipero Alexis Revé, además de no ser incluido para
la Copa de Oro de ese año y en la que Cuba cae ante Estados Unidos (0-3) y es
masacrada por Costa Rica (2-7).
Un año después retoma la “1” para iniciar uno
de los momentos más gloriosos de su carrera, extraordinarias actuaciones en al
Copa del Caribe de 1999, donde Cuba se proclama subcampeona, Eliminatoria a la
Copa de Oro y Eliminatorias mundialistas del 2002 en la que permite solo 3
goles en 690 minutos fueron solo el aperitivo de su actuación en la Copa de Oro
de ese año, acaso una de las más grandes performances de portero cubano alguno
en casi cien años de historia
Tras no permitirle goles
a Panamá en 180 minutos en las eliminatorias del torneo regional Cuba fue
ubicada en el mismo grupo que los locales Estados Unidos y el Conjunto de Corea
del Sur (equipos que seis meses más tarde terminarían octavos y cuartos en la
Copa Mundial celebrada en Japón y Corea) y allí la figura del Odelín Molina
resaltó como ninguna otra ahogando el grito de gol adversario en innumerables
ocasiones y solo un más que injusto penal pudo romper la resistencia del uno
cubano que por su actuación fue nombrado como en el equipo todos estrellas del
torneo, distinción que hoy recuerda con una mezcla de alegría y tristeza pues
pese a haber sido un gran premio desde el punto de vista personal en lo
colectivo el equipo, al que agradece la confianza y ayuda en ese torneo, no
pudo pasar a la siguiente ronda.
Sensación que se repetiría nuevamente en el
2004 durante las eliminatorias al Mundial de Alemania 2006 donde su nombre se
unió al de otros grandes Léster Moré y Alain Cervantes, para originar una de
las más grandes sorpresas en la historia de la eliminatorias mundialistas de la
CONCACAF.
El sorteo caprichoso quiso que los nuestros
tuvieran que enfrentarse a la potente selección costarricense en la segunda
ronda de las eliminatorias, equipo que en el último enfrentamiento entre ambos
nos había “regalado” una apoteósica goleada (7-2) en aquella Copa de Oro de
1998 en la que Odelín quedó en Cuba.
Mientras que arriba Moré
se encargaba de clavarle dos puñaladas a las redes ticas, en el fondo los
reflejos felinos de Molina salvaban una y otra vez a nuestra zaga y aseguraba
un empate a dos goles que sabía a gloria para nuestro modesto seleccionado
nacional, actuación que repitiría en la propia casa de los costarricenses que
veían como aquel espigado moreno ponía candado a su portería y apoyado con un
gol del Geniecito de Morón, Alain Cervantes, la selección cubana avergonzaba en
su propia casa a su selección nacional que tenía que conformarse con otro
empate ante el equipo cubano y lograr su pase solamente por el valor doble de
los goles de visitante.
Dos meses después de la gesta eliminatoria le
llegaría por fin el reconocimiento a su extraordinaria carrera deportiva cuando
viajó a las Olimpiadas de ese año como invitado de honor de la Delegación
Cubana momento que no duda en señalar como su mayor alegría de su vida
deportiva.
Hoy, a los 36 años, el “1” quien confiesa
hubiese querido ser un pelotero como Omar Linares (su poco talento para batear
lo hizo desistir de ello) manifiesta que continuará atajando mientras pueda
aportar algo a la selección nacional o a su Villa Clara querida, pero que el
día que decida colgar los guantes quisiera convertirse en director técnico para
poder transmitir toda su sapiencia futbolística desde el banquillo como un día
lo hiciera desde debajo de los tres palos.
Han transcurrido casi 14
años desde que por primera vez vistió la camiseta nacional y desde entones los
dirigentes han cambiado, los técnicos han pasado y varias generaciones han
defendido nuestro querido equipo solo algo no ha cambiado, y es que el “1”
sigue siendo Uno: Odelín Molina.
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