jueves, 30 de enero de 2014

¿Provincial de Futsal o problemas de organización?

(Imagen de archivo, Campeonato Nacional 2013)



Por: Mario Herrera

 No hace mucho comenzó el Campeonato Provincial de Futsal de La Habana. Recién tuve la oportunidad de asistir a una de sus fechas competitivas y hablar con su Coordinador, el Lic. Roberto Cuza, además de otras personas que estaban en la sala polivalente Kid Chocolate en la Habana Vieja.
 Vi un partido donde Regla goleaba a Cotorro 4-1; desde lo futbolístico los reglanos eran superiores en todos los aspectos, pero el equipo que al final salió por la puerta estrecha tuvo más ganas. La verdad, pasa con frecuencia. Un conjunto se siente “mejor” e infravalora al rival; este se crece, le hace pasar malos ratos al contrario hasta que el primero vuelve a poner los pies sobre el tabloncillo.
 Me gustó el arbitraje, no tanto por la toma de decisiones sino porque a pesar de ser inexperto, al finalizar cada tiempo se sentaron y conciliaron los errores con alto grado de autocrítica.
Buena asistencia de público. Pareciera que iba bien, pero no.
 A todos los eventos deportivos debe asistir una representación de las fuerzas del orden público. En este torneo, o pasaban los agentes de la PNR y se iban, o no pasaban.
 Usted dirá: “¿Para qué?”. Resulta que en un juego anterior uno de los árbitros tomó determinada decisión y no le gustó al equipo perjudicado que después pretendía linchar al juez. El Coordinador provincial de Futsal tuvo que acompañar al hombre de negro hasta la parada de la guagua cual escolta preparado.
 El torneo se juega en la Habana Vieja. No es por hablar mal del municipio donde crecí, pero disciplinado-disciplinado, no es. Hubo su momento en que los aficionados saltaron al tabloncillo para formar la desagradable, y el agente de orden público, vaya, el policía, perdido cuando hacía falta.
 La ambulancia es otro tema. Es un evento deportivo, una especialidad de contacto, de carácter provincial. No hay merienda. Los árbitros se pagaron un refresquito de latica y un miembro del SIUM reclamó la merienda que “les tocaba”, pero no había merienda para nadie y precisamente Nadie los ha vuelto a ver por allá.
 Y para qué hablar de los uniformes. Regla bien vestido, los de Cotorro como mismo se visten para jugar en el barrio, y así sucesivamente.
 No todo es culpa de la organización. A todos los DT se les explicó las reglas en el Congresillo y ellos debían replicarlas a sus jugadores, pero dígale que no puede hacer algo a un muchacho a ver qué pasa. “No se puede saludar a nadie del público” y ahí llegan  los socitos del barrio y venga un abrazo y un beso. “No se puede salir del terreno de juego mientras esté el encuentro”, te llama la “jevita” y voy a buscarla a la entrada para que se siente detrás de mí y me de suerte.
 Y el pobre coordinador se rompe la cabeza, llama a los técnicos, los regaña amablemente y no es una ironía. Le pide a los árbitros que saquen tarjetas por esos detalles pero se les olvida para no perjudicar a los equipos.
 En la cancha se ve algo de educación, los jugadores se disculpan con el rival cuando lo golpean fuerte, como debe ser.

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