Por: Mario
Herrera
La cuestión con los clichés es que no todos
son ciertos. ¿Son tontas las rubias? No. ¿Todos los afro-descendientes son
delincuentes? Este es un criterio más que racista. ¿Todos los directivos
cubanos son Insensócratas? Bueno…toda regla debe tener su excepción y dicen que
la excepción es la confirmación de la regla.
Pero cuando uno ve cumplirse un preconcepto de
este tipo…
Hoy fue de esos días. Para no volverlos locos
haré la historia del tabaco.
En noviembre pasado hubo una situación con la
electricidad en mi casa que terminó con la vida de varios equipos electrodomésticos.
Se llamó a la compañía eléctrica, acudió, revisó, aceptó su responsabilidad.
Un par de semanas más tarde se aparecieron
unos trabajadores de la misma entidad a cambiarnos los equipos dañados. Quedamos
pasmados en casa pero bueno, a disfrutarlos.
Nos dieron un equipito de música más bueno…, Phillips. Pero sucedió que al mes estaba
dañado, así que fuimos por los canales correspondientes (si usted que lee este
trabajo no es cubano, no intente entender lo que eso significa) y le dieron
baja técnica a Phillips, nos enviaron
a la dirección provincial para que procesaran el problema y nos reemplazaran el
dañado.
En la Provincia nos trataron bien, con mucho respeto y
nos dieron un número de teléfono para que llamáramos y nos informaran. Han
pasado unos cuatro meses y nada.
Nosotros llama que te llama y aquello timbre y
más timbre y nada. Cambiabas al número alternativo y más de lo mismo.
Bueno, hoy fui por allá y entendí la cuestión.
¿Qué cliché acompaña a las recepcionistas?
Más de una hora estuve sentado a la espera de
la persona que me atendería y desde que llegué, ya la señora hablaba por el teléfono
de cualquier cosa. Llegaba alguien y: “Un momentito, espérate. Dígame. Ah,
Fulano está en una reunión nacional a puerta cerrada, no me cuelgues. ¿Mengano?
Espere. No cuelgues que ahora vengo”.
Y así la veía que entraba en una oficina. Desde
el principio imaginé a qué pero luego tuve la confirmación. Los temas eran tan
diversos como lo interesante de la conversación. Desde los precios hasta el clásico
“… lo puse en su lugar porque es un tremendo descara´o”.
Cuando entré a la oficina a que me atendieran
me enteré que las personas que trabajan en esa oficina no soporta hablar por teléfono
por una simple razón: no para. Desde que cuelga a que vuelva a entrar una
llamada pasan… 0,00005 segundos y para cualquier cosa. Además también entra la
recepcionista para marcar la extensión telefónica de alguien a quien hayan
venido a ver.
Resumen, me fui y aunque desde hacía unos veinte
minutos anunciaba que se iba a almorzar (también se fumó un cigarrito, conversó
con dos personas que pasaron por ahí, chismeó con alguien en el pasillo y el
teléfono ahí, y la persona con la que hablaba también ahí, a fin de cuentas
estaba en plena faena laboral) nunca colgó.
Hace poco ETECSA anunció una subida de las
tarifas telefónicas a las empresas estatales. ¿Cuánto pagará la Unión Eléctrica provincial?
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