miércoles, 10 de septiembre de 2014

Un minuto en el área chica

 (Tomado de La Letra de Jehad)

(Por Arian Alejandro)


Ese fue justo el tiempo que pude tener como se dice en buen cubano; a lo cortico, en un intento de entrevista, al que muchos consideran el mejor arquero de Cuba después del 59, José Francisco Reynozo. La batería de las pilas recién cargadas me jugó una mala pasada.
No obstante, lejos de la grabadora hubo una conversación entre dos que parecíamos conocidos de toda la vida. Atento, dispuesto, crítico y apasionado, son cuatro de las maneras en que defino a este hombre de 1.90m, que jamás se cansó de volar para al menos rosar la esférica y mantener su cabaña intacta.

La década del 70 en el siglo pasado fue testigo de una figura entregada a los placeres del más universal. Con las habilidades un poco torcidas a la hora de jugar con los pies, pero con una orientación terrenal, calculada solo por los grandes genios, dejó una huella dentro y fuera de casa cada minuto que pasó bajo los tres palos.
Cinco medallas que guarda como reliquias; tres a nivel centroamericano y dos en el espacio panamericano, son de los tesoros a los que Reynozo me dejó acceder. Además de su álbum fotográfico, con todo el recorrido de sus atajadas que sacaron sonrisas y sus lágrimas al ver entrar el balón en la portería.
Desde 1968 hasta 1981, trece años entre las canchas, luego de que con 11 años fuera alfabetizador y se acercara al fútbol de manera casual. Su adiós, tras ser el mejor arquero de la exagonal final de la CONCACAF, camino al mundial de España 1982. La despedida, junto a su gente de Villa Clara, con los que fue tres veces Campeón Nacional.
El día 6 de septiembre del 2014 queda marcado en mi agenda de anécdotas inolvidables. ¿Quién no sueña con estar tan cerca de un ídolo?, yo podré decirle a mis nietos que pude hacerlo. Nos une el mismo ideal, amor al fútbol cubano.   
¡Seguimos pateando el balón!

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