Por: Mario Herrera
Alocuciones simultáneas pueden indicar el fin de un conflicto añejo |
Hoy es un día del
que se hablará mucho en la historia. Por primera vez podría decirse que Cuba y
Estados Unidos dan un golpe real y sonado sobre la mesa en aras de la
normalización de las relaciones bilaterales.
Más de cincuenta
años de conflictos políticos, militares, de Inteligencia, diplomáticas y del
copón divino. Si había un punto sobre cualquiera de debate, el aceite y el
vinagre. Así. Los cubanos fuimos los más perjudicados.
Desde el 62´ oficialmente (ya desde el 60´ Eisenhower suprime la cuota azucarera, prohibe algunas exportaciones hacia Cuba a excepción de medicamentos, alimentos no incluídos en subsidios), el
entonces presidente J.F Kennedy implantó el embargo económico, financiero y
comercial contra el archipiélago y por ende, la persecución de cuánta transacción
financiera incluyera a empresas cubanas.
Hay muchas más
cosas que contar, pero hoy no es día para eso.
El Vaticano se
metió de lleno en el proceso. El Papa Francisco medió para la solución de un
conflicto demasiado desgastante e inútil que solo beneficiaba a quienes vivía
de él.
Canadá también
puso un poco de su parte.
Ayer, los
presidentes de ambos países conversaron telefónicamente y convinieron el
intercambio de personas detenidas por delitos de espionaje según las sentencias.
Alan Gross estaba en Cuba tras probarse
que colaboraba con la USAID en traer equipamiento que sería utilizado por la Negocioposición
cubana, además de otros detenidos de origen cubano con claras relaciones con la
CIA.
Por su parte,
Estados Unidos devolvió a los tres cubanos que quedaban prisioneros acusados de
“espiar” a organizaciones anticastristas radicadas en La Florida.
Pongo el espiar entre comillas porque según las leyes
norteamericanas, como ellos no espiaron a instituciones del gobierno federal, o
estatales de la Florida, sino a grupos sin filiación gubernamental, no cabía
una sanción por espionaje, pero Miami es (o era) poderosa en este sentido.
Ahora mismo las
redes estallan de alegría por unos, de rabieta por los vividores del conflicto
y especulaciones. Es la noticia del día.
Los presidentes Barack
Obama y Raúl Castro, a la misma hora, dieron declaraciones a la prensa que
fueron transmitidas a todo el mundo.
Raúl, más tranquilo,
anunció la apertura de las sedes diplomáticas en ambos países y la intensión de
trabajar en las diferencias políticas con respeto. Dijo que no representaba el
fin del conflicto, que el embargo se mantenía y que era hora de terminar.
Obama fue mucho
más explícito y hasta en español habló. Dijo que la política del embargo era
obsoleta, que se debía trabajar y se quería que Cuba formara parte de los
organismos como la OEA, en fin, que hasta se quiere normalizar el tema de las
comunicaciones con Cuba como mínimo.
De hecho, me
parece genial este primer paso y solo espero que nadie lo empañe.
Y a los que
protestan en Miami, la ONU lleva años y años contra el embargo y por la normalización
de las relaciones, New York Times también hizo lo suyo con el mismo reclamo
durante algunos editoriales, todos, menos ustedes, están felices.
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