lunes, 15 de junio de 2015

Cuba eliminada



Por: Mario Herrera
 
 Podría intentar empezar por justificar lo sucedido en la tarde del domingo 14 de junio en el Estadio Nacional Pedro Marrero. Decir que la renovación es un proceso que lleva sus costes y se hace sentir en el campo de juego, pero aunque sea cierto, no importa en este momento.
 Cuba enfrentaba a Curazao en las eliminatorias mundialistas rumbo a Rusia 2018. EN la ida los de rojo ni mostraron futbol, ni enseñaron lo que realmente podía hacer ante un rival que desde el punto de vista de habilidades era muy limitado, pero sí sabía hacer su trabajo con el orden que requiere la seriedad del asunto.

 Cuba era favorita para todos, por futbol, porque Curazao no recuerdo que nos haya ganado alguna vez, porque antes los goleábamos.
 Pudiera decir y no es mentira, que ese es el resultado de la salida de los jugadores a hacerse profesionales en las ligas extranjeras. Pero el hecho de que se haga no es una varita mágica que solucionará las cosas a corto plazo; pero es importante, es necesario, es urgente y hasta cuándo hay que recalcárselo a las personas que alegan que ya es posible, pero que no son ellos los que contratan. A esos mismo les pregunto: ¿qué pasó con Arturo Diz Pe? Ya lo tenía todo, equipo, pasaje para Francia, para el Evian Thonon Gaillard y “le pidieron” que no fuera a las pruebas por el famoso partido contra el Cosmos de New York. ¿Entonces?
 Podría decir que Curazao tuvo la “ayuda” de un técnico que fue un gran jugador como Patrick Kluivert, e incluso la presencia del Primer Ministro el Excmo. Sr. Ivar Asjes lo que es un incentivo tremendo para un equipo de un país de apenas unos cientos de miles de habitantes.
 Pero ese es el punto. NO hay nada que me justifique la eliminación.
 Primero: Cuba tiene más fútbol, mayor entidad y quizás no tengamos a Kluivert para enseñarnos pero tenemos un cuerpo de dirección completamente capaz. Segundo: es cierto que Curazao tiene jugadores que militan en la primera división de Holanda, Rumanía y demás, pero ninguno me mostró algo completamente diferente y espectacular. Tercero: Cuba estaba en casa y la casa hay que respetarla, sobre todo si está llena.

 El equipo mostró una cara diferente a lo visto en Curazao que se vio sin ideas, sin futbol, sin liderazgo. En el Marrero empezó todo bien con un gol tempranero de Jeniel Márquez al minuto 5´. Pero al 16´ Papito Merencia puso el empate debido a la pérdida de empuje de la selección nacional de Cuba. Una expulsión de Sandy Sánchez condicionaba todo para un desenlace desfavorable. Aricheell Hernández fue el sacrificado. Uno menos físicamente, pero en realidad poco fue su aporte, para no decir nulo.
 El desenlace negativo era previsible. La alineación proponía cambios: Andy Baquero dejaba el mediocampo y regresaba a la banda derecha, y fue un custodio solamente de un pasillo libre por completo. Mejoró en la segunda mitad cuando regresó a la posición de mediocampista. Jeniel y Arturo fueron peleadores y serenos. Clavelo en el mediocampo intentaba a base de físico y ganas detener la creación de los rivales, pero no era suficiente. Beto Gómez no lo hizo mal para alguien que lleva más de cuatro meses sin jugar. Tampoco Alain Cervantes. De hecho, la jugada del gol sale de sus pies con el pase a Ariel Martínez que se fue después del disparo al tiro de esquina.
 Ese fue otro punto. Ariel es sin dudas en este momento, el jugador más habilidoso de nuestro fútbol, pero estaba tacaño en demasía. No veía a sus compañeros, no compartía, quería hacerla él solo.
 Maikel Reyes corrió mucho, presionó con fuerza, pero tampoco aportó en ofensiva. Cuando se llevaba al rival, su centro era desperdiciado. Entró el Chino Keyler García. Quizás una esperanza por ser un jugador de futbol y músculo, pero ni lo uno ni lo otro, solo sirvió para la salida de Beto.
¿Se podía jugar?
 Un aguacero tremendo suspendió el encuentro por más de dos horas. El comisario de la FIFA, el costarricense Joseph Ramírez, determinó que el gramado estaba en condiciones se podía jugar.
 Un evento sacudió al público presente. El aguacero. Muy fuerte y dejó la cancha en pésimas condiciones. Pero el señor Joseph Ramírez ya había dicho la última palabra: había que jugar. Fue entonces que el vicepresidente Luis Enrique Yero bajó en short, sin camisa ni zapatos a tratar de escurrir el agua. El DT Raúl González Triana se enfadó pues según miembros del equipo técnico, si se suspendía el encuentro, se reiniciaría al día siguiente pero de cero, solo que sin Sandy Sánchez, mientras otros afirman que si la FIFA dijo que debía jugarse, era inapelable.
 Así empezó la segunda parte, casi de noche porque desde hace unos años, 2008 para ser específico, la empresa eléctrica de la capital determinó que ellos tenían la autoridad sobre el alumbrado artificial del estadio según me han comentado miembros de la comisión. Empezó con un equipo cubano sin fútbol pero con mucho coraje, a tratar de ganar el encuentro, Curazao tenía un hombre más en la cancha y sin ideas no se gana nada, sin generación, sin pensar en la jugada siguiente. Mucho balonazo y velocidad, poco peligro, un empate a uno y a soñar para Qatar 2022.
 En esencia esta es una parte de la historia, de cómo un proceso prometedor se quedó en la promesa vacía. Habrá cambios, debe haberlos, y un panorama incierto para la Copa Oro.


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