martes, 24 de abril de 2018

Cristobal Torriente, una historia increíble


Por: Mario Herrera

Le hago una historia que, quizás, no me crea.
 Uno de los mejores peloteros cubanos de principios del siglo XX, fue hallado en Cuba. Claro, la historia es más compleja.

 Cristobal Torriente nació en Cienfuegos en noviembre de 1893.  Se dice que fue herrero inicialmente, y de ahí el poderío que mostró después, tanto en Cuba, como en las Grandes Ligas Negras de los Estados Unidos. Torriente pertenece, de hecho, al salón de la fama de ese deporte en Cooperstown, Estados Unidos.
 Martin Dihigo, el Inmortal, decía que nunca se le dio la verdadera importancia, que todo lo hacía bien, cubría gran cantidad de terreno en sus desplazamientos, y al bate, era algo fuera de lo común. Jugó en varios clubes de Cuba desde 1913 hasta 1927, en las ligas invernales de nuestro país.
 En ese período de tiempo, también se desempeñó en las Ligas Negras de Estados unidos, con igual rendimiento asombroso. Total: en 1 402 veces al bate, conectó 494 hits, para average de .352, con 271 anotadas y 112 bases robadas, eso en la liga cubana. Para la liga negra norteamericana, en 427 desafíos y 1 502 veces al bate, conectó 531 hits, para average de .354, con 89 dobles, 42 triples, 32 jonrones, 350 anotadas, 343 impulsadas y slugging de .533. De ahí la presencia de Torriente en los salones de la Fama del Beisbol nortemaericano, y el cubano, nacido en 1939.
 Su gran debilidad fue el alcohol, causa y culpable de no pocos problemas que apagaron su vida con 44 años, en 1938.
 80 años después, todos los documentos apuntaban a que estaba enterrado en Queens, Nueva York, pues había fallecido en el entonces famoso hospital Riverside, de esa ciudad, pobre, sin hogar, consumido por el alcohol y la tuberculosis.
 Sin embargo, en el panteón dedicado a los peloteros cubanos, el Dr Oscar Fernández descubrió un osario identificado con el nombre del pelotero, con su fecha de fallecimiento debajo.
 La información fue compartida con el Consejo Nacional Martiano Beisbol de Siempre, y desde entonces comenzó una exhaustiva investigación para determinar, si se trataba o no de recio pelotero. Una tesis decía que su cadaver fue trasladado a Cuba en 1940, pero no existía documento alguno que lo reflejara, ni en el cementerio newyorkino, ni en reportes de prensa de entonces. Había que determinar si era, y el trabajo científico fue fundamental.
 Los restos óseos no dejaban muchas dudas, pero había una tierra, que no se podía encontrar en el cementerio de Colón, el más importante de Cuba y donde fue hallado Torriente. Amigos norteamericanos, que apoyaron desde el inicio el desarrollo de esta investigación, trajeron, del lugar donde supuestamente estaba enterrado, muestras de tierra para ser comparadas con las que se tenía aquí. La coicidencia entre ambas muestras, certificó finalmente que se trataba de Cristobal Torriente.
 El pasado 11 de abril, en el 80 aniversario de su deceso, se le rindió justo homenaje a un Cristobal Torriente, ya identificado, el mismo, que un 3 de noviembre de 1920, disparó 3 cuadrangulares en choque de exibición y vio irse en blanco en 3 turnos al legendario Babe Ruth.

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